Es curioso ver que personas que creen firmemente que dios existe, no quieran morir, que lloren en los entierros, o que recen para que un familiar se cure de un cáncer. Si estás tan convencido de que dios es real, de que después de la muerte hay una vida mejor y de que todo lo que sucede es la voluntad de dios, ¿por qué sufres por estas cosas? ¿acaso la persona que ha fallecido no va a ir a un lugar mágico y va a estar con todos sus familiares y amigos ya fallecidos? ¿no quieres que se cumpla la voluntad de tu dios? ¿por qué quieres cambiar el deseo de dios?
La respuesta es fácil, quieres creer, pero no estás seguro de nada, si lo estuvieses, casi te alegraría morirte para reencontrarte, por ejemplo, con tus padres en el cielo y sabiendo que todos tus seres queridos al final se reunirán contigo y pasaréis la eternidad disfrutando en ese lugar mágico.
La diferencia entre nosotros, es que (cómo dijo el gran Carl Sagan), yo no quiero creer, quiero saber.